Inclusión Educativa

Habíase una vez un país habitado por Figuras Geométricas llamado Figurlandia. Este país se había llamado así poque sus habitantes eran Triángulos, Cuadrados, Rectángulos, Rombos, y demás Figuras Geométricas.

La mayoría eran Círculos, pero estos no veían Círculos en el mundo, sino Figuras Geométricas, cada una con su forma, su fortaleza, su debilidad, su forma de ser, pensar y sentir.

No se consideraban normales, ni las Figuras Perfectas. Y querían un mundo en el que todo el mundo estuviese unido, una gran comunidad.

– ¿Y cómo hacemos para incluirles en nuestra sociedad? -preguntó uno.

– Es sencillo -respondió alguien-: Cogeremos unas tijeras y les cortaremos los picos hasta que sean Círculos.

– ¿Pero eso no les hará daño? -cuestionó otro-. Eso debe de doler… ¡No me parece bien obligarles a ser Círculos a toda costa!

– Lo mejor sería -concluyeron al final- aceptarles tal y como son. Que estén dentro de nuestra sociedad sin obligarles a cambiar.

– ¡Nadie es una Figura Perfecta en este mundo! -afirmaron finalmente-. Cada cual tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles, y en unión podemos aprender todos de todos. Nosotros podemos hacer uso de nuestra constitución para formar ruedas que sirven para llevar grandes cargas, los Cuadrados unidos pueden hacer pilares y paredes que sostengan y formen edificios, los Triángulos y los Rectángulos unidos pueden  flechas que nos guíen el camino, con los Pentágonos y Hexágonos se construyen balones que sirven para jugar al fútbol, y ¡fijaos!, los balones son esferas, mucho más redondas y hermosas que los Círculos.

Así pues, dejaron de hablar de discapacidades y minusvalías, para dar paso a la diversidad funcional, pues cada cual, según como es, tiene sus capacidades y puede valer para diferentes cosas.

De este modo el mundo quedó así:

Y todas las Figuras Geométricas vivieron felices en unión, paz y armonía.

 
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